martes, 29 de septiembre de 2009

Ha llegado el momento

No sé cómo decirlo con mayor claridad. Lo dice por mí La Casa Azul. Sigo la senda pop.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Sin pretensiones

Qué queréis que os diga, el mundo no acompaña. Acabo de volver de tomarme un buen Riberita, maridado con queso y mermelada de frambuesa, en ese oasis salino que es el Pópulo en Cádiz. Reviso titulares en Internet y me asalta el video de Rajoy con lo de "los chuches" (sic). La gente a mi alrededor habla de la conveniencia o inoportunidad de la indumentaria de las hijas del presidente (gentes que nunca fueron ni punks, ni emos, ni siquiera adolescentes, como yo tampoco lo fui). Acabo hablando de eso sin apenas advertirlo (¡porca miseria!). Ponen fútbol en la tele, en la radio, en la sopa. Me aislo. Ayer vi Eating Out. Me reí. Después puse Eating Out 2. Volví a reírme, cómplice de su falta de pretensiones. Pero el tedio acecha en los titulares y ... en fin, me pongo este nuevo videoclip de Mika que me hace sonreír y me dan ganas de volverme más marica y vestirme con colorines pop. Con la que está cayendo ahí fuera.


sábado, 26 de septiembre de 2009

Cuatro veces fuego


Resulta extraño ver cómo puede llegar a tomar forma y materia algo tan intangible como el trabajo creativo. Ocurre cada vez que se edita el trabajo de un amigo (un disco, un libro, una porno). La vida del creador semeja un embarazo permanente de partos sucesivos. Bien es verdad que en el mundo editorial hay también libros prematuros, otros alumbrados con la epidural del superventas precedente e incluso algunos engendrados en vientres estilográficos de alquiler.

Lara Moreno, por desgracia para su cuenta bancaria, es marginal (no sé si con vocación de serlo, eso habría que consultárselo a ella) y –que yo sepa- no pertenece a ningún cenáculo literario (coincidimos en preferir las tabernas, mejor si son prostibularias). El boca a oído -desde la aparición de Casi todas las tijeras- se está encargando de darla a conocer. Poco a poco, sin prisa.

Cuatro veces fuego, su último libro de relatos, supone una suerte de conjuro jaculatorio que nos transporta –permitid la aparente paradoja- a mundos tan desconocidos como reconocibles. Hay que reivindicar lo imaginario, tan devaluado en estos días, como seña de identidad propia de esta autora. Gracias a su fértil capacidad de fabulación, podemos codearnos con un tipo que encierra en su boca al mar, mientras juegan los niños sus cartas macabras y alguien desentierra una lámpara sin genio dentro. Cada relato es un fogonazo, una llamarada instantánea que aturde más allá de su extinción.

Por fortuna, este libro no supone ninguna consagración definitiva (sería difícil encajar bien eso). El valor de esta obra estriba en ser su última plaza habitada. Un granito de arena más para la duna de su playa. Habrá más partos en lo sucesivo. Y otros padrinos con más tino -
auguro- redundarán en lo aquí dicho.

[Foto: P. Hierro, Lara en La Canela de Cádiz, 2009]

lunes, 21 de septiembre de 2009

The Pillow Book


Greenaway acompasó nuestra respiración en un inicio. La caligrafía sobre el cuerpo, la escritura de la carne. Biblioteca en llamas. Todas aquellas imágenes vuelven en tropel precisamente ahora. Como Nagiko, yo escribo también sobre él. También despellejo cada instante compartido. Ese es el único libro. Esa es mi única voz.



[Foto y video: Peter Greenaway, The Pillow Book, 1996]

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Los días del ahogado


Entre dientes restaño estos versos de Rosales junto a unos propios.


Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir, y las contase, y las volviese
[a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

[Luis Rosales, "Autobiografía" en Rimas, 1951]


Lejos de los océanos profundos,
este mar luminoso, nuestros días
de espuma y caracola, cuello y codo,
el olor a salitre de la brisa,
la sombra eterna de tu cuerpo breve.

Qué restos del naufragio cuando lleguen
los días del ahogado.

[David J. Calzado, "Lejos..." en Aquí y ahora, 2008]

martes, 15 de septiembre de 2009

BLOW UP

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Siempre hay una foto, convenientemente ladeada, junto al cabecero de cada historia. La de nuestra historia la tomó Quino Petit. Mañana de nubes, en una destartalada azotea de la calle San Luis, en Sevilla. Posamos apoyados en una pared. Una sábana sirvió para potenciar la luz. Recuerdo cómo Quino insistía en que mantuviésemos la mirada fija en un punto imaginario. Autoridad y firmeza. Las sesiones de fotos siempre me ponen nervioso. La primera vez que vi Blow Up (él me la descubrió) tuve pesadillas. Desde entonces esa foto me ha acompañado en cada mudanza. Ahora cuelga en casa de mis padres, lejos del mar. No quiero destronarla. Impasible se yergue ante la tormenta, desafía el vendaval. García-Alix lo explica:

La fotografía es un certificado de presencia... De ausencia.
La fotografía es iconografía de muerte. Está en su naturaleza. En ella ya no somos como somos. Somos como éramos…
Ciertamente en la fotografía hay un elemento fatalista.
En cien años todos calvos. Quiero decir que una colección de retratados es una colección de futuros cadáveres.
La fotografía es un poderoso médium.
Nos lleva al otro lado de la vida. Y allí, atrapados en su mundo de luces y sombras, siendo sólo presencia, también vivimos. Inmutables. Sin penas. Redimidos nuestros pecados. Por fin domesticados… Congelados.
Al otro lado de la vida... De donde no se vuelve.

Alberto García-Alix, "De donde no se vuelve" en Moriremos mirando, La Fábrica, 2008.

[Foto: A. García-Alix, Heridos]


domingo, 13 de septiembre de 2009

Love will tear us apart


Sueño con Ian Curtis.
Qué cicatriz encarnará esta llaga.
Love will tear us apart
again.

When the routine bites hard
And ambitions are low
And the resentment rides high
But emotions wont grow
And were changing our ways,
Taking different roads
Then love, love will tear us apart again

Why is the bedroom so cold
Turned away on your side?
Is my timing that flawed,
Our respect run so dry?
Yet theres still this appeal
That weve kept through our lives
Love, love will tear us apart again

Do you cry out in your sleep
All my failings expose?
Get a taste in my mouth
As desperation takes hold
Is it something so good
Just cant function no more?
When love, love will tear us apart again.


[Canción: Joy Division, Love will tear us apart.
Versión: Honeyroot]

Ícaro

Acerca del dolor nunca se equivocaron
Los maestros antiguos: qué bien comprendieron
Su sitio en nuestra vida, cómo llega
Mientras otros comen, abren una ventana o se
Pasean sin más.


W. H. Auden, “Museo de Bellas Artes” en Otro tiempo (trad. A. García)
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Lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual, ¿cómo dar cuenta de ello, cómo interrogarlo, cómo describirlo?

Georges Perec, Lo infraordinario (trad. M. Cebrián)

Ícaro cae. Nadie se inmuta. La vida en su fluir más cotidiano. Abajo, a la derecha del lienzo, se hunde lentamente. Su dolor me lastima.

[Óleo: Paisaje con la caída de Ícaro,
atrib. Pieter Brueghel el Viejo, 1554-55]

lunes, 7 de septiembre de 2009

TRADUTTORE, TRADITTORE


Leo atento a Teócrito ante el estupor de viejos amigos. Edición de Aguilar, ya descatalogada, de principios de la década de 1960. En uno nota a un Idilio, González Laso -traductor y editor- se queja del comportamiento "poco masculino" que muestran los pastores; en "El cabrero y el ovejero", directamente se inhibe de traducir. Comatas replica:
"Pero, ¿no te acuerdas de cuando yo te ...(latín, subigitavi)...,
mientras tú sonriente bien te retorcías, agarrado a esta encina?"
Y esa omisión deliberada -unida a mi parcial olvido de la lengua latina- dispara la imaginación hacia zonas tórridas. Imagino al cabrero sodomizando al ovejero, en reiterado vaivén rítmico. Frente a mí, la imagen semental de estos ganaderos dándose por culo, con los torsos sudados. Ni los más explícitos epigramas de Estratón de Sardes me incitaron tal pulsión erótica (la escena da para varias pajas). ¿Más masculinidad? Imposible.
[Foto: Baron Wilhelm von Gloeden]

jueves, 3 de septiembre de 2009

Las Cortinas


Curro, Félix, Joaquín, aquella playa

y la luz y Samir y su barca de caña

varada entre las rocas,

un eco de batalla frente al faro,

donde se oculta el sol como otras tardes.

Ovillamos las piernas y los brazos

porque salta Poniente, sonreímos

al pensar en la arena renovada,

estos días sin fin, todo principio.

Juntos. Cerca. Felices.



[Óleo: Costus, Caños de Meca]