miércoles, 20 de mayo de 2009

FREAKS EN EL AÑO POE

"... no dejan de perturbarnos, pese
a todos sus excesos melodramáticos,
porque son capaces de destilar
grandes temas culturales mediante
una especie de taquigrafía de imágenes pop."
David J. Skal

El rechazo al otro y el miedo a lo desconocido siguen siendo temas de actualidad después de más de setenta años del estreno de La Parada de los Monstruos (Freaks, 1932), del director Tod Browning (Kentucky, 1882; California, 1962). La película narra la fascinación de Hans, el enano, por la bella trapecista Cleopatra, al coincidir ambos en el circo. Cleo (Olga Baclanova), amante secreta del forzudo Hércules (Henry Victor), seduce a Hans para que deje a su prometida, también enana, Frieda (Daisy Earles). Se casa con él e intenta envenenarlo con intención de apoderarse de una importante herencia. Pero la solidaridad entre los “monstruos” permitirá un desenlace inesperado donde interviene la mutilación, la venganza y el escarnio público.

La película, basada en la novela Spurs de Tod Robbins, comenzó a rodarse a mediados de 1931, aprovechando el éxito comercial cosechado por su director (Drácula, 1931). El influyente productor de Metro-Goldwyn-Meyer, Irving Thalberg (el mismo que quiso contactar con Buñuel y que obtuvo silencio por respuesta) le dio plena libertad para hacer a su antojo la película. Aunque tras el visionado definitivo obligó a Browning a hacer unos cortes considerables que explican su poco más de sesenta minutos de duración. No fue suficiente. A pesar de los cortes, la película debió salvar las censuras de medio mundo.

Browning aprovechó para hacer una historia muy personal: impuso un rodaje sin trucajes gracias a la fecunda colaboración de auténticos fenómenos del circo Barnm. La trouppe de Madame Tetrallini (el hombre tronco, los enanos, las niñas calvas…) sobrecoge aún hoy, por su veracidad y ausencia de artificio.

El ciclo fantástico-terrorífico, tan en boga en aquellos años, se engrandece con algunas magistrales escenas de esta producción que R. Gubern ha bautizado como “aquelarre goyesco”. La aceptación de Cleopatra en el círculo social de los “monstruos”, mediante un acto de comunión colectivo, es de una belleza e intensidad sobrecogedora.

El enfrentamiento entre la deformidad física de Hans (y su correlato femenino, Frieda) y la deformidad moral de Cleo (y su correlato masculino, Hércules) constituye una actualización del viejo tópico del irreconciliable binomio belleza corporal / espiritual, centro de tantas historias (Dorian Gray, El Hombre Elefante, arquetipo de la femme fatale...).

Otra elemento interesante es el sentimiento de solidaridad entre los “monstruos” y los propios códigos de conducta que cohesionan su comunidad para defenderse de los ataques del entorno hostil. De la ternura y el humor pasamos a la venganza y el espanto, con auténtico desconcierto.

Aunque la película fue mal conocida en Europa durante largo tiempo y la crítica de la época la despreció, una generación de aficionados, al margen de la cultura oficial, consiguió recuperarla. Hace unos cuantos años, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (1996) realizó un repaso de la filmografía conservada de Browning. Fruto de aquel acontecimiento se publicó el magnífico estudio monográfico El carnaval de las tinieblas, de David J. Skal y Elías Savada (Fest. Int. de Cine de San Sebastián y Filmoteca Española. San Sebastián, 1996), lectura muy recomendable para los admiradores de quien ha sido calificado como el “Edgar Allan Poe del cine”. Otro día os hablo de Javier Gurruchaga y su devoción por este director.

[Foto: Browning, en el centro, con el elenco de Freaks]

[Video: Escena de Freaks (1932), de Tod Browning]

domingo, 17 de mayo de 2009

GLAZZ Y LA ALFOMBRA MÁGICA


Delimitan el espacio del escenario tres alfombras: sobre ellas Dani Escortell, Javi Ruibal y José Recacha. La palabra de Lara Moreno, imágenes y movimiento. Entrega. Sin paliativos. GLAZZ tiende una gran alfombra mágica bajo las gradas y hay altura y volamos.

[Fotografía: Patricia Hierro, Video: GLAZZ]

lunes, 11 de mayo de 2009

ALBADA

El crepitar del cigarrillo sobre la loza húmeda de este cenicero repleto. De orilla a orilla, la vida y su rutina. Danzo al paso macabro cualquier baile que alegre la cintura y descomponga el torso (nuestra carne se larva, fuego de San Marzal, blablablá, Berceo y sus secuaces). No sabré si has venido, si no vuelcas la silla y me ofreces el muslo que aquella noche tuve. Levántate, camina, no te detengas, Lázaro: acude, corre, vuela. Cavan buscando, tenaces, como fauces abiertas, la aurora en tus relojes. Ya cantan los gallos, cata que amanece.
[Ilustración: © Brett Wexler, Tim and Peter, 2003]

lunes, 4 de mayo de 2009

Hermanos


A quienes les apetezca leer páginas balsámicas ante tanto desastre, les recomiendo encarecidamente la novela que Fernando Vallejo publicara con el metafórico título de El desbarrancadero (Madrid, Santillana, 2001). Así se jodan. No anda el mundo para lecturas amables. Ahí va un fragmento:

Hijo: Hazte nombrar y valoriza el puesto. Que nada pase con tu firma sin tu coima, que el mundo es de los vivos y el cielo de los pendejos. No des sin que te den y si no te dan que esperen, que la prisa es de ellos: ellos tienen la siderúrgica prendida y no pueden esperar: tú sí, tú tienes sueldo. ¿Industrias? ¿Cultivos? ¿Trabajo para los desempleados? Que las abran ellos, que cultiven ellos, que les den trabajo ellos que son los explotadores: tú no, tú eres santo. Y ten presente que funcionario que deja el puesto ya no es: fue. Por eso les dicen «el ex ministro», «el ex presidente», con una equis lastimera. En esa equis radica la diferencia entre el ser y el no ser. Así que no sueltes puesto sin tener otro mejor preparado. A tus inferiores humíllalos, a tus superiores cepíllalos, y cuando tus superiores caigan, dales con el cepillo en la cabeza que la lealtad es vicio de traidores. ¡Cómo vas a traicionar tus intereses por un ex jefe! Un ex ya no es. Y sube, sube, sube que mientras más subas tú tu país más baja. Nadie está arriba si nadie está abajo. En las entrevistas no te des, que tú no eres mujer enamorada, y no olvides que hoy día todo lo graban; di que si pero que no, enturbia el agua que no se pesca en río transparente. Masturba al pueblo, adula a los poderosos, llora con los damnificados, y a todos promételes, promételes, promételes, y una vez elegido proclama a los cuatro vientos tu amor a tu país pero si te lo compran véndelo, y si no hipotécalo que las generaciones venideras pagan: el futuro es de los jóvenes. Las casas, las calles, las escuelas, los hospitales, las universidades, las carreteras que prometiste déjalas como los puentes: en el aire, pendientes, entre una orilla y la otra de la nada. Absurdo sería gastarte en lugares comunes suntuarios lo que es para tus gastos: tus mansiones, tus aviones, tus palacios, tus palacetes, tus islas, tus playas, tus yates, tus putas, tus delicatessen. Y al irte, si es que te vas, recuerda que lo que dejes se lo lleva el próximo viento: dinero en arca pública es volátil cual espíritu de trementina. Eso, eso, eso es lo que le aconsejaría yo a un hijo si lo tuviera. Pero ay, yo no practico la cópula con las hijas de Eva, y la existencia por lo visto no se da sin causa agente. ¿Honraditos a mi? ¡Honrado el Papa, Su Santidad! Y trabajador además: echa azadón de sol a sol.

[Fotograma: © La Virgen de los Sicarios, Barbet Schroeder]