domingo, 7 de junio de 2009

ÉCFRASIS

Llevo nueve meses viendo cada mañana, al despertar, una reproducción de Klarwein en la pared frontal a mi cama. Cosas de vivir de alquiler y no prestarse a eslóganes de Ikea. Está claro que se trata de una Anunciación: la paloma, el espíritu santo alado con su dedito hacia el cielo.

Una mujer desnuda de curvas turgentes y pecho generoso recibe un cunnilinguo de la inmaculada ave (al menos eso piensa mi mente calenturienta). Detrás un sinfín de telas, alfombras y flores ocultan tras de sí la figura de un elefante. Hoy quería escribir sobre el cuadro y, al buscar la imagen para ilustrar la entrada, descubro que mi reproducción es un detalle del óleo original. Lo que llevo nueve meses sin ver es a un trío de chamanes orantes, ataviados con ropaje ritual, ante un bodegón de fruta tropical en lo que parece una ofrenda. También hay un tipo tocado con un sombrero chino.

Este cambio -recién descubierto- me hace replantear mi interpretación de la obra. De repente me convierto en un detective, no tan salvaje como los de Bolaño, pero detective a fin de cuentas. Observo perplejo la escena. ¿Qué pinta un chino sentado allí? Lleva gafas de sol y sonríe gustosamente. El resto de personajes no parece percatarse de su presencia o quizás no les importe. Frivolizaría al pensar que ha podido colarse, sin más, debido al peso demográfico pero no me satisface. Estoy exhausto.

Busco en la red alguna pista sobre el cuadro y se produce el hallazgo. El chino no es tal chino sino el propio pintor, Mati Klarwein. Este cuadro sirvió de portada a uno de los discos del guitarrista mexicano Carlos Santana. Debo ser el único sobre la faz de la tierra que no conozca ese LP a tenor del comienzo de la información : ¿Quién no conoce la portada del disco Abraxas de Santana?

Lo poco de la vida del señor Mati Klarwein (Hamburgo, 1932- Palma de Mallorca, 2002) que se extracta habla de LSD, fiestas por todo lo alto, ataques con hacha por blasfemia, cuatro hijos de tres esposas y otras tres sin hijos.

Ahora sólo me queda averiguar el porqué de la elección de mi arrendataria, ¿es admiradora de Santana o le gusta Klarwein? Puede ser que esta mujer haya asistido, hace años, a alguna de esas fiestas tan locas en cualquier cala balear. De mañana no pasa, me aposto a su puerta y sigo sus movimientos.


[Óleo: La Anunciación, Mati Klarwein, 1961]

8 comentarios:

antonio dijo...

Me encanta este cuadro. Todo un descubrimiento este blog!

David J. Calzado dijo...

Jajaja. Qué vivan los heterónimos.

Verónica Catódica dijo...

A mi el cuadro me trae a la memoria un poema de León Felipe.

Lara dijo...

Tienes que hacer una entrada de cada una de las láminas que hay en esa casa (son pocas pero decisivas). Qué buena investigación!

Miguel Ángel Maya dijo...

...Ay, mi querido David...
...es usted un maestro de la palabra y si se dedicara usted a la prosa más que a la poesía, creo que la literatura estaría de enhorabuena...
...Besos con alevosía...

David J. Calzado dijo...

Larita: recojo el guante, ya hablaré de las otras láminas.

Miguelito: leo entre líneas, ¿así que si me dedicase a la prosa, estaría de enhorabuena la poesía? No sé por dónde tomármelo.

Besos.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Bueno, es quizás una lectura algo enrevesada, pero sí, quién sabe si era eso lo que quería decir y se ha perdido en el camino que va desde el subconsciente a la tecla del ordenador...
...Decía que veo que, si bien no tiene ya pulso para la noche, sí que veo que lo tiene para la narración de historias...
...Yo también quiero más comentarios de láminas...
...Besos con alevosía...

Lara dijo...

No busquemos lecturas enrevesadas (sí a la poesía).

Oye, un gran honor tu comentario en mi blog, rey del ritmo.