lunes, 2 de febrero de 2009

ANÉCDOTA

Fue en Madrid, una noche después de un concierto de jazz. Roberto y yo quedamos con el resto en el único bar cercano que tenía cocina abierta. Poco a poco fueron llegando: Lara y Miguel, Daniela y Migue... Era noche de tango argentino y no sé quien animó primero a subirse al escenario a Miguel Ángel e interpretar Tan Puta y Tan Beata, su composición más celebrada hasta el momento. Nuestro calor no pudo con la incomprensión colectiva. Interrumpieron la más sublime de las posibles canciones que aquella noche pudiera sonar en La Recoba (sic). Porca miseria. La estupidez humana no tiene límites, pensé. Roberto hizo ademán de marcharse... sin pagar. Truncamos la fuga y le obligamos a volver tras pasar por un cajero. Saldó la cuenta de todos y al fin se esfumó. Supimos entonces que esta vez iba en serio: Roberto estaba enfadado (tanto como para invitarnos). Indignación en la nuca. Nadie quiso ahondar la herida. La calidez humana tampoco tiene límites, pienso hoy. Vestiremos cicatrices.

5 comentarios:

Lara dijo...

Esta vez has contado la historia con certeza. La verosimilitud es otro cantar.

Montaremos un bar donde cocinen para nosotros hasta altas horas de la madrugada, done sólo suene Tan puta y tan beata, y donde sólo Roberto pague las cuentas. Los sueños no tienen límites...

Cada vez que hay un comentario tuyo en mi blog es que has actualizado el tuyo. Tu precisión tampoco tiene límites...

Y: me encantaría irme a C, contigo. Pero tendrás que hacerme sitio a principios de marzo, así que no creo que pueda permitirme dos viajes seguidos, ni aunque vaya disfrazada.

El miércoles he quedado con Roberto y Migue para ir al teatro, ¿te vienes?

Besos pringosos.

Rober dijo...

No he vuelto a ese lugar ni creo que lo haga sin montar un buen escándalo, de esos de desorden público.
Nadie puede nunca interrumpir a uno de los míos si quiere cantar en un bar de mala muerte o recitar un poema o practicar sexo u otras drogas de alterne en un lavabo.

Estaría bueno.

Lara dijo...

Mi corleone de mi alma.

Miguel Ángel Maya dijo...

...Suscribo lo de montar un bar donde Roberto pague todas las cuentas (lo más parecido que conozco, hasta ahora, fue uno de las Vistillas, donde Roberto invitaba a casi todas las copas), no estoy de acuerdo con que sólo suene Tan Puta y Tan Beata, porque se convertiría en una especie de tortura y la gente dejaría de venir, y el bar empezaría a volverse mustio a lo teodorakis... en cuanto a lo del teatro, David, no hagas caso, fuimos al cine, concretamente decidimos meternos en la película Doctor Zivago... Besos a todos...

Miguel Ángel Maya dijo...

...No es té, es esencia...