Tórrido verano sin dinero para vacaciones. Busquemos consuelo en la verbena madrileña y en la velá trianera con la brisa del Guadalquivir. Como otros años me acerqué a la Velá de Santa Ana, con sus tradicionales avellanas verdes, su juego de la cucaña y sus faroles sobre el río de Isabel II. Y vi las luminarias sobre el campanario de la gótica parroquia que fundara el sabio rey (y va para ocho siglos). Menos gente en las casetas -"será la crisis", comentan a mi paso-. Y trae ese episodio a mi memoria este corto de Giménez Caballero que he visto esta tarde por vez primera. Las verbenas y velás, como entonces, ponen telón de fondo al mirón silencioso que observa cómo las muchachas recomponen el vestido. Disfrutad.
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