A M.A.M., con unas berenjenas...
Largas tardes en parques como tronos sangrientos, cercados por el impetú de una edad clausurada. Regresos más intensos que el viaje de ida, acordes y heladas al amanecer. Vino dulce en garrafa, palabra tras palabra, las dudas y los sueños -palpables todavía-. Pupilas dilatadas mientras ladran los perros a la luna de Abril, por la muerte de Kurt. No seré yo quien vengue la estampa de nosotros, figurones imberbes, arrogantes precoces. No hay nostalgia en mi voz. Suena en la lejanía Electric Ladyland...

