lunes, 26 de octubre de 2009

Generación Peta Zeta


Mi amigo N me cuenta que ha invitado por su cumpleaños a cenar a su novio. Una velada romántica en un nuevo restaurante de Sevilla, en la Alameda de Hércules. Donde antes campaban putas, yonquis y se ponía el rastro, ahora pasean gafapastas, modernitos y muchos perros sin correa. El viejo bulevar renacentista se ha reconvertido desde hace años, ya sin albero, en un nuevo sitio de moda repleto de bares.

Recuerdo todavía esos inicios balbuceantes hacia la transformación: las putas sentadas todavía a la puerta de sus casas de trato, el bar La Gallega y sus bolas picantes (insalubres pero muy baratas), el rastro de los domingos y las hogueras del sábado. Un tipo del mercadillo vendía piedras a diez duros. Las cogía del suelo, las lavaba en una palangana y siempre había alguien dispuesto a comprar alguna (yo mismo, en cierta ocasión). La guasa de Sevilla (en Cádiz tenemos la gracia).

Mi amigo N ha pagado por la cena para dos cien euros. Una cena escasa de nouvelle cuisine pero con una presentación y un trato exquisito. Me advierte que soy de los pocos amigos que le comentan que es un abuso. Le explico que la culpa de todo lo tiene el Peta Zeta. Cuánto daño nos hizo, me lamento. Se ríe e, interiormente, confirma sus sospechas sobre mi desequilibrio mental. Me explico mejor. Cuando éramos niños llegó al kiosko el Peta Zeta. No tenía un gusto especial que lo diferenciara de otros caramelos. Pero el Peta Zeta se hizo un hueco y forjó nuestra sentimentalidad culinaria. Lo comprábamos porque chisporroteaba en la boca, no por su sabor. Peta Zeta, el caramelo que peta. Esos niños rondamos hoy la treintena. Somos la generación Peta Zeta. Exigimos tomar la tortilla de patata a sorbos en un chupito.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Elipsis

Todo el mundo tiene un pasado roquero. Yo no. Lo mío es el futuro. Aguardo un mañana roquero. Desgraciadamente ando un poco mayor para subculturas fascinantes como la de los emos o los otakus. A estas alturas no me queda suficiente cabellera como para peinar flequillo. Que más quisiera Rostro Pálido. Estos últimos días he rememorado mi pasado reciente en compañía de buenos amigos y pésima ginebra de garrafón. Lo pienso en el AVE que rápido y suave me lleva a Sevilla. Ya estoy en Sevilla. Concluyo: he aprendido a amar a Madrid con el paso de los años. Madrid es un caudal de nombres propios y sábanas ajenas. De niño, mis padres me llevaron al Museo de Cera. Sádica ternura. He tardado en recuperarme casi veinte años. En la calle Fuencarral, una teutona con ojeras de desconcierto blande frente al dependiente unas zapatillas imposibles. "¿Esas? -responde el chico con acento asturiano, sin apenas detenerse en observarlas- Son de gay, cariño. Pero si tanto te gustan, te las puedes llevar". Y a las cinco y media se encienden las luces en el Nasty y volvemos a casa.


domingo, 4 de octubre de 2009

Ayer


Ayer acabé cantando cumpleaños feliz en portugués a las cinco de la madrugada. Salir solo depara esas sorpresas. Salir solo y haber holgazaneado un curso básico de lengua lusa con veintitantos. Pero se necesita empeño. Hay que vencer la inercia. Siempre me costó dejarme llevar. Tarde o temprano hay que volver de donde te llevaron y mi orientación es pésima. Hay gente que empieza a sonreírme tímidamente en los bares. Les sonrío. Con insistencia sonrío mientras las luces molestan las pupilas. Me siento fuera de sitio. Pido otro gintónic y asumo que no me iré hasta que enciendan las luces. Parabéns a você, nesta data querida. A las seis nos echan. Dudo si coger un taxi e ir a otro local. Mala señal. Debería haber bebido mucho más. Al menos la cantidad suficiente como para no plantearme aún la vuelta a casa. Tomo nota. De los errores se aprende.


[Foto: L. Moreno, Vuelta a casa]

viernes, 2 de octubre de 2009

Con Honduras

Los poetas, músicos y artistas reunidos en Granada con motivo del festival Poesía en Resistencia 2009, y amigas y amigos de la poesía y otras artes, quieren mostrar, a través del presente comunicado, su solidaridad con el pueblo hondureño y la legitimidad de su lucha por la restauración democrática y contra las violencias de un golpe de estado que está vulnerando los derechos humanos. Desde la poesía, la música y las artes españolas compartimos la lucha de la sociedad civil hondureña y de sus poetas, músicos y artistas, quienes siguiendo una larga tradición centroamericana de compromiso con la vida y la justicia, están protagonizando un frente de lucha por las libertades civiles. Como compañeros de la palabra, vaya nuestra amistad, nuestro cariño y nuestro apoyo solidario a su resistencia.

Festival Poesía en Resistencia
Granada, septiembre-octubre 2009

Primeras adhesiones: Juan Carlos Mestre, Enrique Falcón, David Eloy Rodríguez, José María Gómez Valero, David Franco Monthiel, Celia García, Luis Melgarejo, Miguel Ángel García Argüez, Esteban Jusid, Soledad Muriel García, Luis Felipe Blasco Vilches, Sonia Bolaños Roa, La Barca de Sua, Agenbite of Inwit, Carmen Camacho, Pepe Calvo, Manuel Fernando Macías, Juan Antonio Bermúdez, Pedro del Pozo, Daniel Mata, Santiago Barber, Sofía Castañón, María Eloy-García, Cristina Consuegra, Jabo H Pizarroso, Manuel Ortega, Carlos Pardo, Ana Pérez Cañamares, Pablo Lópiz, Poliposeídas, Antonio Méndez Rubio, Jorge Riechmann, Manuel Moya, Antonio Molina Flores, Viktor Gómez, Juan Antonio Mora, Alicia Martínez, Juan José Téllez, Celia Romero, El Dorado-Espacio Mae, Laura Casielles, Poetas de la Trinchera-Valencia, Matías Escalera, Lola Crespo, Guadalupe Grande, Enrique Cabezón, Jesús Fernández Palacios, Iván Izquierdo, Verónica Pedemonte, Antonia Péris, Antonio Martínez y Ferrer, El Silbo Vulnerado, Eduardo Milán, Lucía Boscà, David J. Calzado, Miguel Ángel Rincón, Juan Cruz López, Virgilio Tortosa, Manuel Ruiz Torres, Francisco Vélez Nieto, José María Cumbreño, Sefa Bernet, Dolores Herrera Uribe, Jesús Ge, Eduardo Romero, Carlos Violade, Ricardo Bermejo, Abdullah Abenyusuf, Belén Artuñedo, Alberto García-Teresa.